Históricamente, la libertad de enseñanza -base del proyecto educativo de Juárez- se encuentra asentada en la Constitución de 1857, aunque desde la Ley Gómez Farías (1833) se encontraba enunciada. Al desbastar este tema es preciso tener en mente que los trabajos de este grado tienen como finalidad la demostración de la necesidad de mantener constantemente y por todos los medios posibles el derecho de todos los hombres a la igualdad ante la equidad, y a la igualdad en el goce entero y completo de todos sus derechos naturales, siendo preciso señalar que la libertad de enseñanza es parte de los derechos naturales del hombre, entendida esta como la capacidad de:
- Erigirse en maestro de la ciencia o arte que posea y reunir discípulos por su cuenta,
- Abrir escuelas primarias, secundarias colegios, Universidades o Institutos en que se expliquen todos los conocimientos humanos, sin más garantía que verídicos atestados de su honradez y buena conducta.
- Elegir los textos y seguir los métodos que considere mejores para los ramos a que dedique sus tareas.
En congruencia con tales derechos, el Tribuno u Orador debe conceptualizar profundamente sus objetivos, adquiriéndose el compromiso de ser propagador de la Verdad, la Luz, la Ciencia y la Sabiduría.
El papel del Tribuno u Orador, conocedor de las leyes del mundo físico y moral, es conseguir la generación del conocimiento por medio del Lenguaje en los oyentes. Las nueve características que debe de tener están estrechamente ligadas con las que debe tener un libérrimo propagador de la enseñanza:
- Elocuencia
- Discreción
- Poseedor de la Luz de la Verdad
- La Virtud, en cuanto función de la idea, intrínsecamente incorruptible y vencedora.
- Sabiduría, no solo poseer la verdad sino poseer el modo de comunicarla
- El entusiasmo, hijo de la filantropía
- La redención
- La perseverancia
- La dignidad, entendida como Conciencia otorgada por el G:.A:.D:.U:. para asumirla, así como el talento para despertarla en los demás seres humanos.
- El heroísmo, necesario para educar al pueblo para ejecutar la marcha triunfal de la idea por el camino del progreso.
Imposible evitar el enlace con los nueve compañeros que posteriormente partirán a la búsqueda del maestro Hiram en la leyenda. En ello se encierra la misión de encontrar la esencia del perenne maestro que buscará lograr amparar al indefenso desde la conceptualización de la educación como un instrumento potenciador de la lucha de clases y a la vez un mecanismo de legitimación de las estructuras productivas hegemónicas en un momento histórico determinado.
Así, se visualiza la escuela como una institución que cumple un papel fundamental en la reproducción de la ideología hegemónica, disciplinando y concentrando la dominación de clase, en donde la educación positiva está en plena contradicción con la educación crítica, siendo la primera materia prima esencial para reproducir obreros calificados y poco críticos, en suma obreros que logren reproducir las condiciones de explotación sin confrontarla ni reflexionarla. La educación digestiva como tal implica transmitir lo mínimo necesario para arrancar de la condición de indigentes a la clase obrera y convertirla en la consolidación de la explotación por una minoría. En tal dicotomía de paradigma educativo se destaca la necesidad de implementar el método sintético, privilegiándolo por encima del método analítico, más propio de la educación positiva.
La educación per se, lleva intrínseca el incremento del dinamismo del proletariado, ya que implica esfuerzos reflexivos y críticos de la realidad que potencia y desarrolla las cualidades del ser humano, que permitirán realizar una lucha de clases con mayor vigor y precisión hacia la inducción de un cambio social. Esto incluso llevado al extremo de estar la educación en manos de la burguesía en plenitud, ya que no siempre responderá la educación a los mismos intereses del mismo sector burgués, generando desequilibrios que pueden ser aprovechados por las clases oprimidas para generar un pensamiento más revolucionario y contrahegemónico en determinadas aristas del mismo. Sin embargo, ello aporta escasas esperanzas a una liberación de las masas, cuyas falencias resultan abrumadoras, aunque el discurso oficial mencione otra realidad, en particular en México, en donde escuchamos a una derecha mutante y camaleónica, producto de la más acabada evolución producto de un plan a largo plazo: un vicepresidente de la Internacional Demócrata Cristiana con un discurso liberal convertido en presidente de nuestra nación. Recuerdo haber escuchado su arranque de campaña, en donde osó comentar que al igual que hace casi 200 años, un guanajuatense inició una revolución y un michoacano la consolidó – en clara alusión a Hidalgo y Morelos- : así él consolidaría el “cambio de Fox”. No pude sino advertir con sarcasmo que el que consumó la independencia efectivamente fue Agustín de Iturbide. Tal discurso revela su pseudoliberalismo cristiano.
En tal discurso oficial se hace manifiesto el carácter falaz de la pretensión de educar al pueblo antes de hacerlo libre, ya que el despotismo se sostiene del error, y pedir que se les instruya antes de liberarlos es querer un imposible porque solamente conoce sus derechos y obligaciones el que está obligado a ejercerlos y a sufrir los perjuicios de su infracción Por ende es utópico pretender educar para la libertad al que está degradado moralmente. Más aun: el grado de educación que recibe el hombre no modifica su situación legal o moral ante el Estado, la Sociedad ni la Ley, razón para manifestar las cualidades que conlleva la formación académica como un elemento diferencial en las sociedades humanas al mostrar una solidez de principios a toda prueba.
No hay progreso sólido sin generalización del conocimiento que necesita del concurso universal, porque de lo contrario, citando a Freire, “el pueblo sería objeto y no sujeto”. En este grado es necesario comprender la necesidad de denostar la visión voluntarista y utópica de que la educación favorece la libertad de elegir y de hacer, consolidando al régimen preponderante. Proclama tácitamente con ello, un debate profundo alrededor de un proyecto multidisciplinario y consensuado con los actores del cambio: docentes, investigadores, estudiantes y organizaciones laborales, partiendo de la iniciativa los masones del grado, ya que solo un pueblo educado gradualmente en todos los conocimientos podrá desterrar a los mentores fementidos, a los privilegios que la ciencia adquiere en poder del trono, de la corona, de la tiara, marcando la senda que lleve al pueblo al progreso mediante la libertad de enseñanza.
Finalmente, cabe mencionar que de manera esotérica, la libertad de enseñanza se interpreta como el permitir que el mentor o pupilo busque el desarrollo de su Ego superior, en aquello que sea su deseo, voluntad o necesidad, para que logre el armonioso desarrollo de sus facultades. Los maestros que alcanzaron la iniciación, siguieron los senderos que más se les facilitaban, siendo prueba de lo anterior múltiples iniciados que han existido a lo largo de la historia de la humanidad. Pero para ello, es necesario que el progreso y la evolución deban ser sincrónicos del adelanto moral, para estar preparados para enseñanzas superiores. Y de manera personal, este grado robustece mi compromiso individual y firme decisión de no perdonar medio alguno de instruirme durante mi existencia.
Or:. de___ , a 10 de diciembre de 2006, E:.V:.
Frat:.,
Es Cuanto!
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