viernes, 30 de abril de 2010

La Fraternidad Masónica

A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.
R:.L:.S:.
del R:.E:.A:. y A:.
V:.M:.
QQ:.HH:. Pastmasters,
QQ:.HH:. Ttod:.



“Dijo Jesús, con compasiva comprensión y afecto fraterno, recibid en la comunión de la hermandad
a todos vuestros hermanos que se dedican a la proclamación de la buena nueva,
sean ellos judíos o gentiles, griegos o romanos, persas o etíopes”
El Libro de Urantia.

La masonería, si bien desde su existencia ha constituido un paradigma universal de la construcción individual, también señala la necesidad imperiosa de establecer relaciones con semejantes que buscan la propia superación en la misma medida que la grupal y como especie. El trabajo individual allana el camino, pero la sinergia colectiva rompe cualquier barrera que se le atraviese.
Lo anterior sin la intervención de la fe es letra muerta. La fe implica poner en práctica todo el andamiaje moral que hemos ido construyendo durante nuestras vidas y que se realiza con nuestro trabajo cotidiano, al grado de ser sabedores de nuestras propias capacidades y limitaciones, conocedores de nuestro contexto y de la manifestación omnisciente del poder divino que todo lo encuadra en su justo medio.
La fraternidad es sentir, vivir, cuestionar y convivir con los demás en un ambiente de confianza plena, de respeto absoluto, de diálogo constructivo en el cual el mensaje es cada paso que damos en la vida y que debería regocijarnos, cuando alguien que actúa como si tuviera tu misma sangre y la misma esencia logra avanzar en su propio camino. A su vez, el propio camino debería entrelazarse de tal manera que permita construir colectivamente.
¿Qué implica la fraternidad? Entre las cuestiones que logro identificar son las siguientes:
• Ser consciente de que a los hermanos se les reconoce, no se les elige.
• Debe generar un vínculo indestructible entre los fraternos.
• Se sabe bien que se poseen los mismos genes, la misma herencia y origen.
• Es del pleno conocimiento que debe ser incondicional y recíproca.
• Es una manifestación de amor constante y profundo, filial.
• La única certidumbre que existe es la de que siempre vamos a dar, a compartir, a ofrecer generosamente, a brindar de nuestro tiempo, atención, dinero , redes sociales y contactos, favores, energía, trabajo e incluso, si es preciso, hasta derramar nuestra propia sangre
¿En qué se diferencia el sentimiento de fraternidad de la fraternidad masónica? En que es unaa fraternidad más dirigida, plenamente encausada, ideal, organizada a la manera de un manifiesto de destinos decididamente imbricados en torno a la consecución de los más altos ideales del desarrollo integral del género humano, alegóricamente denominados en nuestra augusta institución como la Gran Obra.
En esta manera de hermanamiento existen juramentos expresados, cual savia humana que se encadena gota a gota, sin importar que las hojas se marchiten o se desprendan hasta elevarse como polvo en la nada, debiendo permanecer incólume ante el paso del tiempo, la lejanía física, la desgracia, la enfermedad o el fallecimiento.
Esto es ir tejiendo actos de vida en una red de expansión social que nos posibilita ser la hermandad por antonomasia en la historia de la humanidad.
A pesar de lo anterior, como en todo proceso vital, la fraternidad languidece hasta dejar de existir cuando no se le retroalimenta, cuando nuestra pureza emocional está en tela de juicio- sí, la fraternidad es una virtud tan alta que forma parte del lema universal de la hermandad masónica y como tal, requiere poseer previamente una elevada calidad moral para poder practicarla-, cuando menospreciamos, imponemos, soslayamos, manipulamos y olvidamos nos volvemos egoístas.
Definitivamente, cuando no reconocemos la misma esencia en los demás, cuando no nos vemos reflejados en los otros, cuando nuestras penas no son las de nuestros hermanos, sino que las imaginamos ajenas, cuando los abusos cometidos hacia un Q:.H:. no se sienten en carne propia, cuando actuamos a conveniencia personal, de nuestros intereses y de nuestra desidia es que se destruye la fraternidad.
Es entonces cuando logramos distanciarnos y alejar a quienes efectivamente en algún momento de nuestras vidas se erigieron como compañeros de nuestra lucha cotidiana y sintieron nuestro dolor y festejaron nuestros propios logros como si fueran los propios. Es entonces cuando llega el tristísimo instante en el cual los eslabones se abren para separarse, el compás y la escuadra se herrumbran y las columnas se desploman.
Sin embargo, la desazón no nos invade, porque vivir plenamente la fraternidad implica que los miembros seamos capaces de tener esperanza tanto en las propias fortalezas y nichos de oportunidad propias como en las de los demás, para lograr realizar nuestros más nobles propósitos, a la vez que tener la sensibilidad y entereza necesarias para alejarnos de lo que nos limita y hace daño. La capacidad de esperar, de ser paciente sin padecer, de tener la certidumbre de que nuestro sendero se allanará actuando de acuerdo con nuestra buena conciencia.
Aun así, cuando lo que vivimos en nuestro templo nos aleja de seguir deseando fervientemente ser constructores de nuestro destino individual y colectivo, algo está pasando, algo ocurre con las relaciones que entablamos con tan altas miras, cuando vemos que nuestros hermanos se alejan de nosotros, cuando nuestros QQ:.HH:. recién iniciados se alejan de nuestros templos por no haber visto reflejados los ideales masónicos que los han atraído a tocar nuestras puertas. Hay que identificar las circunstancias que propician tales problemas y brindarles solución inmediata con todos los mecanismos que sean necesarios y conducentes. Y si no existen, hay que generarlos e implementarlos, para evitar que los procesos de selección, entrevistas, iniciación, instrucción, burilado de trabajos, administración y gestión de la logia, exaltación, elecciones, exhortos, extrañamientos y bajas, entre muchos otros, sean aplicados u olvidados de manera discrecional y muy a la conveniencia de unos muy pocos -porque pocos ya somos-.
Cuando nuestros QQ:.HH:. Aapr:. priorizan otros gastos, otros compromisos, otras actividades intelectuales, físicas, deportivas, sexuales, familiares, es que algo está ocurriendo, es que el egregor fraterno que tanto trabajo nos ha dado generar está desfalleciendo de anemia, olvido y tristeza. Entonces seremos ni más ni menos tal y como aquellos a quienes Jesús llamó “sepulcros blanqueados”.
La masonería si no es concebida como una alta escuela de fraternidad en la que aprendemos a generar alto impacto mediante nuestras acciones en nuestros consanguíneos, no es sino un ocioso gimnasio en el cual Narciso se marchita perennemente ante la imagen poco robusta que siempre mostraremos.
Sí, a cambio demos a nuestros hermanos nuestros buenos oficios, servicios en abundancia hasta que nos duela, pero recordemos siempre que alguien egoísta, en palabras del Dr. Wayne Dyer es aquel “que se convierte en una carga para los demás” y los egoístas no tienen cabida en una institución como la Francmasonería. Aquellos que piden y piden sin brindar a cambio reflejan un ego que padece bulimia material y anorexia espiritual.

Fraternicemos de la mejor manera, tal y como nos gustaría que nos manifestaran la fraternidad nuestros hermanos. Un reflejo inmediato de nuestro sistema fraterno es la beneficencia que ejercemos colectivamente. En la medida en que seamos capaces de preocuparnos por ser generosos y realizar obras que efectivamente modifiquen la vida de los menos favorecidos, podremos hablar de que la construcción colectiva de fraternidad que hemos realizado es sana, vigorosa y socialmente útil.

Reflexionemos:
¿Qué hacemos para incrementar nuestros sentimientos de fraternidad, cómo nos preparamos para anticipar, entender e integrar a nuestros queridos hermanos?
¿Cómo demostramos nuestra fraternidad?
¿En verdad nos interesa sentir y vivir nuestra fraternidad ó sólo nos interesa ser libres de hacer lo que queramos, igualarnos a quienes han obtenido con trabajo arduo sus logros y méritos y que nos reconozcan como hermanos sin ofrecer algo a cambio? Si la respuesta es lo segundo, habremos logrado una bizarra y contrahecha caricatura del egregio lema que enuncia “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y que reconoce a los masones por toda la faz de la Tierra y en el Et:. Or:.
No olvidemos jamás que al igual que la inmortalidad del alma, la fraternidad trasciende las fronteras de nuestras existencias. Por ello, no perdamos la clase masónica, cediendo a nuestras pulsiones actuando convenencieramente con nuestros propios hermanos, porque tarde o temprano, lo que es común deviene en corriente y podremos extremar tal actitud hasta el grado de denominarle uso y costumbre.

Con mi más profundo anhelo de que nunca se acabe nuestra hermandad en esta Log:., de que trabajemos con fuerza y vigor desde nuestros respectivos ámbitos de acción, que nunca permitamos que la situación nos desanime y en tanto demostremos una auténtica fraternidad a toda prueba, reciban por este medio un abrazo fraternal.

Or:. de Morelia, Michoacán, a 1° de mayo de 2010, E:.V:.



Fraternalmente,
MDP,
¡Es Cuanto!

sábado, 17 de abril de 2010

En qué he transformado mi vida mediante la Mas:.

· No lo recuerdo, fue tan rápido que no me di cuenta en qué punto dejé de disociarlo.

· Sin embargo,me volví dependiente a unas metas que no alcancé jamás. Me vi en la necesidad de pagar el precio reiterado de ejercer mi libertad de conciencia.

· A ser mi propio ejemplo irrepetible y a cambiar mi mundo, mi realidad interior sin tocar el resto.

· Tal vez sea el momento de revirar, de conformar un nuevo ciclo.

· Las cosas no volverán a ser iguales ni los exhortos ni exigencias de un servidor continuarán en la misma línea.

· Mi vida la he transformado desde que solté mi membresía y decidí invertir más energía en vigilar mi accionar.

· Aprendí a cuidar más el fondo y menos la forma, vigilar mis intenciones más que los resultados que son oropel.

· A la vez, a dejar de actuar como general y trabajar

· Dejar de sentirse gavilanes polleros al ostentar nuestro status.

· de estar reafirmando carencias atávicas que se arrastran desde hace años.

· De ser un instrumento de comparación competitiva individualista que poco aporta

· Dejar de presumir que hacemos o qué fuimos. Al menos durante un instante de nuestra vida, todos somos chingones, por lo tanto, venir a compararnos o a presumir logros simplemente me resulta ocioso. Mejor veamos cómo podemos apoyar nuestros proyectos de manera altruista y leal, sin dejar de aportar a lo colectivo.

· Hemos promovido el individualismo, colgarnos medallas que a lo mejor no nos corresponden y se nos ha olvidado la esencia, el venir a compartir un poco de nosotros.

· Me preocupan las columnas

· Me preocupa mi propia inacción.

· Deseo que hoy salgamos con objetivos concretos, de cómo manifestar a nosotros mismos nuestra filiación y fe masónicas.

· Un trazado no hace verano, ni tres asistencias.

· Desanimarnos tampoco es la mejor manera de contribuir.

·
· En qué la transformaré: Hoy a comprometerme con más pasión, coraje, voluntad y deseo que nunca antes por conseguir lo que me propongo por el bien de la humanidad.



Fraternalmente



Or:. De Morelia Michoacán, a 17 de abril de 2010, E:.V:.
MDP.