domingo, 31 de enero de 2010

Masonería y Noética: El Símbolo Perdido

La proximidad entre masonería y noética es bastante, sin embargo no son la misma cuestión, aunque por momentos Dan Brown parecía hablar de lo mismo. En la lectura de “El Símbolo Perdido”, popular referente respecto a la Mas:., me encontré con que se menciona reiteradamente la palabra “noética”, de la cuál manifiesto mi desconocimiento, ya que solo tenía una vaga concepción de la misma. Debido a que durante la lectura del citado thriller, consideré que no me permitió contextualizar satisfactoriamente el citado concepto, me propuse realizar una pequeña investigación al respecto, de la cual presento sus resultados en el presente Traz:.

Comencé por darme cuenta de la gran cantidad de referencias en Internet que ya mencionan la relación de la noética y la masonería. Asimismo, constaté que las relacionan de manera superficial, en el sentido de ser una suprarreligión, de poseer secretos inefables e inalcanzables para el resto de la humanidad. Más aun, hay un sitio que se autodenomina “Instituto de Ciencias Noéticas” , en donde me di cuenta de que la famosa película ¿What the bleep do you know? - ¿Y tu qué sabes?- fue producida por el IONS. Ello me desangeló un poco, pero al final del trabajo de recopilación documental, me di cuenta de que la película no es sino un cúmulo de sucesos marginales que no han terminado de ser explicados rigurosamente por la ciencia, pero tampoco son suficientemente claros, repetibles y perdurables en el tiempo como para poder considerarse enigmas de la ciencia.

Existen diversas definiciones de noética, principalmente relacionadas con denominar así, a todo lo que tiene que ver con el pensamiento. Principalmente aquel que es objetivo e ininteligible.

Hay quien se aventura a denominarla ciencia, para quienes noética es la disciplina científica que investiga la naturaleza y potenciales de la conciencia, empleando para ello múltiples métodos de conocimiento, incluyendo la intuición, el sentimiento, la razón y los sentidos. La ciencia noética explora el mundo interior de la mente (la conciencia, el alma, el espíritu) y cómo se relaciona con el universo físico.

De acuerdo con Gardner, la noética está presente en los procesos neuropsicológicos, y define a la conciencia autonoética, la cual se relaciona con la memoria episódica. Se refiere a la conciencia del pasado concebida como el auto-recuerdo en el proceso de reactivación de los acontecimientos vividos. Es la conciencia relacionada con el proceso de "recordar", activo y personal (remembering o self recollection). Por otra parte, también menciona que la conciencia noética se relaciona con la memoria semántica. Se refiere a la conciencia del pasado relacionada con la vivencia o sentimiento familiaridad o de "conocer" (knowing) .

Hay que mantener en todo momento claro el hecho de que noética proviene de “nous”, intraducible, pero que significa simultáneamente inteligencia, conocimiento y espíritu. Implica un conocimiento explícito e inmediato, interior, inherente al espíritu, que sabemos que es una cualidad inmanente propia, el halo de soplo divino que radica en nuestro ser.

Víctor Frankl, padre de la logoterapia, autor del excelente libro “El Hombre en Búsqueda de Sentido”, que en mi adolescencia fue uno de los faros que me iluminó el camino a seguir, menciona que el hombre tiene una dimensión noética, que implica dos capacidades, la de autodistanciamiento, que nos permite la autocrítica, al posibilitar vernos como una tercera persona y la de autotrascendencia, que nos lleva a orientarnos hacia el sentido de nuestras vidas.

Visto así, mientras mayor sea el espesor noético de una persona, más profunda es su capacidad conceptual, más rica y variada su emocionalidad, más fina su sensibilidad, más amplio su mundo y mayor el dominio de sus circunstancias.


Hay quienes hablan de que la humanidad vive actualmente una revolución noética, en la cual los paradigmas serán el talento, la creatividad, la imaginación, la intuición y la capacidad de transmitir ese conocimiento mediante una nueva educación.


Hay quien habla de que la Moral es una estructura noética, un paradigma, un conjunto de constructos o categorías que la educación se encarga de transmitir de generación en generación. Visto así, la masonería estudia las estructuras noéticas, en sentido estricto.


Sin embargo, la acepción que recoge Brown está relacionada con los efectos que tiene la mente en nuestro entorno. Las denominadas ciencias noéticas parecen estar profundamente ligadas con lo paranormal, con las cuestiones que no tienen aún una explicación satisfactoria. Por tanto, es un campo minado discernir adecuadamente. El conocimiento carece de cuestiones que mencionaba alguna vez Augusto Comte, un método propio, un área específica y leyes enunciadas. Definitivamente hay que tener cuidado con abrazar al conocimiento no probado como propio y cierto y más aun, tener pies de plomo con las organizaciones que auspician o se benefician de la popularización de las denominadas ciencias noéticas.

Sin embargo, hay que recoger lo valioso de esta lección, en el sentido de buscar el desarrollo de nuestra conciencia y robustecernos noéticamente, desarrollando nuestra capacidad de abstracción e intuición, de tal forma que nuestra amplitud de facultades noéticas sea lo mayor posible.

Por otra parte, en la empresa que se impone el lector del Símbolo Perdido, debería de haber cuestiones intrapersonales que nos permitan dotar a este libro de un significado especial, tales como:

¿En qué parte de la logia hay un símbolo perdido, algo que no conozcamos y que debamos trabajar? En qué columna se encuentra?
¿En qué aspectos de nuestras vidas existen objetos olvidados, personas ignoradas, un anciano, un niño, un compañero de trabajo, asuntos postergados, que poseen un significante o vehículo, una forma física, tan importante como el significado, que espera por nosotros para reinterpretado vivencialmente y que nos brinde lecciones de vida que permitan que al menos, el destino de nuestras propias vidas, se modifique favorablemente?


Asimismo, vale la pena saber si en verdad existe un secreto en la masonería que puede llevar a transformar nuestras vidas, e involucrarnos comprometidamente en la búsqueda, que emprenderemos como el sibarita investigador de la novela, con minuciosidad y disposición a encontrarnos con lo desconocido. Deberemos poner especial énfasis en buscar descubrir lo que puede transformar nuestras vidas, ya que en ello, considero, estriba en buena medida el secreto masónico, y conocerlo es en buena medida, un motor de la avidez con la cual recorreremos nuestra carrera masónica.

Por otra parte, al discernir adecuadamente, nos daremos cuenta de que la relatividad de lo seudomasónico vuelve en muchas ocasiones ambigua a la moral masónica y los principios articulados una y otra vez. Hay que tener especial cuidado con la metafísica y el new age, ya que nos acercamos a la Masonería porque pretendemos conocernos, conocer nuestro entorno, y por ello osamos emprender la búsqueda de un sistema de símbolos develado por alegorías que nos acerque a conocernos.

Sin duda, la invitación a estudiar las ciencias noéticas, a contemplar una realidad paralela a la oficial, es interesante, y al menos, nos entretiene. Es un comienzo en el camino hacia un saber noético, alma-inteligencia y espíritu juntos en la búsqueda de nosotros mismos, que deberá de dejarnos múltiples lecciones, experiencias y satisfacciones.

El Símbolo Perdido es en suma, un libro que invita a saber más, ya que aparte de los múltiples breviarios culturales que aparecen en el mismo, en el libro el suspenso flota alrededor de la revelación de una ciencia verdadera que responderá a las preguntas del triangular masónico.

Está en nuestras manos elegir un camino de ilusión, divertirnos con las teorías de conspiración, que adquiere mayor sentido ante la cantidad abrumadora de alabanzas y potencialidades supremas que conocemos los humanos y que nos manipulan cotidianamente. Todas estas manifestaciones son también un humanismo apologista, de ello se abusa constantemente en la masonería, por ello desconfiemos como logia, como masonería universal y como individuos, de los autoelogios que emitimos hacia el género humano, para ello, deberemos estar tan ciertos de ser noéticos en el sentido frankliano como alejados de ser ligeros en el rigor de nuestro pensamiento.

Or:. de Morelia, Michoacán, a 30 de enero de 2010, E:.V:.

Qué es ser Masón

Hace unos días, vi un programa en televisión en donde escuché a unos personajes expresar qué es un masón. Las respuestas que ellos brindaron no recabaron en absoluto la concepción que esperaría brindaran de un masón.
Mas aun, creo que aunque se aproximan, se alejan de los principios.

Hubo quien dijo que ser masón es esforzarse por ser mejor. Todos lo hacemos, es una verdad de Perogrullo. Hasta los animales aprenden del error. No es de esperarse que un masón conteste esto. Por ello, al ser materia de reflexión en esta cámara, y al ser un concepto que cada uno de nosotros debemos de tener muy desarrollado, es que inicio el ejercicio de definir al masón y realizo la invitación a que cada uno de nosotros haga lo propio.

Una definición muy elemental dice que el masón es parte de una secta-suprarreligión-institución denominada masonería, de ahí viene su nombre.

A decir verdad, confieso que me causan alergia las definiciones llenas de consignas y de palabras ambiguas, las cuales abundan en la literatura masónica. Frases tales como: ser masón es ser constructor, es ser albañil, es ser masón es ser dueño de tu propia vida, es haber contemplado la luz, etc.

Otra familia de definiciones está relacionada con la filiación o membresía. Por ende, ser masón es pertenecer a una logia, es haber sido iniciado en la masonería. Y de ahí en adelante, masón es aquel al que todos sus hermanos lo reconocen como tal. ¡Qué pena tener que buscar el reconocimiento ajeno, así sea de hermanos! La historia universal está llena de masones célebres que no fueron apoyados ni reconocidos por sus propios hermanos, en su momento.

Asimismo, me manifiesto en desacuerdo con esas definiciones que no resuelven el camino individual, sino simplemente catalogan por proximidad. Un masón debe ser aquel que se conoce a sí mismo y se reconoce en los demás, consustancial al principio creador, partícipe y artífice en el microcosmos de la gran obra.

Hay otras definiciones, en las que se es masón por meritocracia, es decir, el que sigue los principios de la masonería, es masón. Ello es relativamente paradójico, porque la masonería en sus innumerables preceptos y doctrinas, usos y costumbres, ritos y demás, manifiesta contradicciones rotundas. Al intentar ser exégeta de la moral, no manifiesta una línea clara, con lo cual en muchas ocasiones, los hermanos, presas de inasertividad, son manipulados por otros más ilustrados o maliciosos, en cuestiones tan polémicas como el obedecer a los superiores en la masonería, apoyar al hermano en desgracias, reconocer a hermanos de otros ritos, etc.


En ese sentido moral, hay quien enuncia que ser masón es tener buenas costumbres, buenos hábitos, obedecer la Ley. E incluyen muchas cosas buenas que hace un masón, propias de alguien que respeta y sigue irracionalmente los innumerables lineamientos que establece la masonería, quien repite las consignas, quien piensa que ser masón es ser nacionalista. Quien no respalda a sus hermanos, en aras de su albedrío, quien los respalda a cambio de beneficio y utilitarismo transaccional en extremo.

Para mí, un masón es un ser humano libre de sus propios y muy particulares vicios, que ha desarrollado las facultades más elevadas de la especie, que se ha superado, que conoce su misión en la vida y lucha por trascender mediante el trabajo cotidiano y el servicio desinteresado, que cuida su salud y al resto de la naturaleza, que se interesa en su propio camino, pero acude y apoya solidariamente en la desgracia o necesidad.

Ante esto, os pregunto: ¿Os consideráis masones? ¿Y qué habéis hecho para alcanzar esa consideración? En caso de aun no considerarse masones, sino aprendices de masón, ¿qué les falta alcanzar para considerarse masones? Y ¿qué proyectan hacer en este año para lograr serlo?
Anexo un poema que me impresionó hace ya cinco años que tuve contacto con él por primera vez.

Por Favor, Su CV.
Hugo Gutiérrez Vega

La riqueza me agobia esta mañana
y para conjurarla
hago el recuento de las cosas que tengo
y de lo mucho que he perdido en el tiempo:
tengo la vista, el tacto y el oído,
el olfato y el gusto, una mujer
-ella también me tiene-
que lleva sin alardes
los ritmos de la vida;
unos seres que crecen a mi lado;
un techo, un pan, un poco de dinero,
libros, el teatro, el cine;
seres vivos que amo y que me aman;
mis muertos, la memoria
y el presente
(nada sé del futuro, pero no me interesa);
voy haciendo los días
y ellos me van haciendo
y deshaciendo;
finjo resignación
y me contento con las luces del alba
(me gusta más la noche);
trabajo y cumplo,
a veces a mi modo
y, cuando no es posible,
me conformo;
intenté el heroísmo
y la aventura se me volvió sainete;
he aprendido tres o cuatro cosas
y he olvidado trescientas;
me detengo en la calle
y veo personas,
salgo al campo
y me encuentro con la vida;
me gustan las ciudades
y las odio,
me gusta el campo,
pero no lo entiendo;
mis raíces son débiles;
no le tengo pavor a lo imprevisto,
pero me gustaría que no pasara;
mi sentido común
es estrambótico;
sin proyectos me enfrento a la mañana;
me enferman los enfermos de importancia,
me asustan los que esgrimen sus certezas;
me gustan los que dudan,
los pasos vacilantes me enternecen
y me dan miedo los que pisan firme ( El IF de Kipling me provoca vómito)
no pertenezco a nada
y, sin embargo, me hermano
sin poner muchos reparos;
cultivo mis lealtades
e intento preservar estos amores;
mi vida es un recuento de expulsiones
(esto lo digo mientras me acompañan
maracas y requintos,
dos serruchos, un peine con papel
y voz gangosa);
ya no tomo café,
fumo tabaco,
hablo menos que antes,
me desvelo y escribo confesiones;
la primera persona me preocupa,
pero sé que no es mía:
todos somos lo mismo,
todo es uno,
uno es todo,
cada hombre es, al fin,
todo este mundo
y el mundo es un lugar desconocido...



Or:. de Morelia, Michoacán, a 23 de enero de 2010, E:.V:.

Memorias de un aprendiz.

Tengo treinta y un años, ya les he dicho eso.
- No, hermano, ¿Qué edad tenéis?
Tres años y más. Aunque comprender los tres años, me ha tomado diez, por ahora.
¿Qué cuánto llevo aquí dentro? Dicen que voy a cumplir diez años.
En esencia, sólo deseo ser un buen aprendiz de masón, no de masonería, sino de masón.
Voltear hacia el pasado nos convierte en estatuas de sal. Ser el salario de quienes nos alcanzan. Voltear hacia el pasado es desperdiciar el presente y menospreciar el futuro. En un inicio de ciclo, quizás sea impensable esto, siempre se hacen exhortos, cúmulos de hermosos deseos y poéticas evocaciones para el resto del año, que lamentablemente se olvidan con el paso de 11 meses, para renovarse al siguiente.
Por ello, considero que tal vez, sea éste el momento de dejar de correr, mirar hacia atrás y comenzar a caminar, sin la preocupación por llegar pronto. Al contrario, ahora creo que el tiempo es mi amigo y mi aliado, ya que le ha incorporado ritmo a mi sendero.
Los tres años para mi, son más que simbólicos. Fue la misma edad a la cual aprendí a leer y a escribir, a hacer las operaciones básicas. Fue también, la edad de la cual tengo mis primeros recuerdos. Por ello, tal vez, siempre he tenido tres años. Y más en la masonería.
Dice un viejo proverbio argentino que aprendiendo de lo ajeno, se construye lo propio. Incontables horas le he dedicado a la Or:. He leído muchos libros y entendido apenas pocos párrafos. He asistido a muchas tenidas, pero conservo pocas luces. Muchos me reconocen como tal, pero pocos me conocen tal como soy. Ciertamente, mis vastos defectos y enemigos han aflorado durante el sendero. Cómo conocerlos sin transitar por este camino. La masonería se ha convertido en una compañera de mi vida, en parte de mí, e imperceptiblemente le he cobrado mucho cariño a esta actividad.
Un estudio que cité hace algunos ayeres, dice que nadie ha hecho algo que valga la pena sin haberle dedicado al menos, 10 años a tal obra. Hemos tenido muchas otras opciones, pero estoy aproximándome a esa edad. Tal vez sea momento de aportar, no de extraer y nutrirme de lo que me convenga, como muchos masones light hacen. He encontrado amigos aquí dentro, algunos amigos de fuera, han entrado.
Sin más, les platico una reseña de mi carrera – carrera contra qué, o contra quién- masónica, con ánimos de compartir lo que he visto y vivido con una óptica de aprendiz de masón.
En el 2000 se me hizo iniciar. JRM hubiera sido mi madre Logia, la cual dejé de considerar por irme a una donde a otro Q:.H:. si lo aceptaran: C62. Asumí a la amistad como el sendero individual. Nos entrevistaron en conjunto, junto a un ajedrez gigante.
Creo que me hizo daño darme cuenta que, en contraste con lo que leí en “Los Grandes Iniciados” u otras obras de consulta rigurosa, los masones no duraban toda su vida en obtener grados, sino que personajes asaz oportunistas conseguían escalar rápidamente.
2001. Me concentré en el Trab:. Como Apr:. WH me apoyó, logré conseguir el aumento de salario tras un examen incierto. Me dijeron que ya no tenía tres años… y comencé a creerlo.
2002. Fui exaltado al grado de Maestro, en una ceremonia emotiva. Me sirvió para entender que se puede ser maestro y ser aprendiz al mismo tiempo. Sin embargo, ahí comenzó la angustia. Una vez más, mi edad se modificó. Maestro, de quién? Para quién? Nadie me reconoció como me lo hubiera imaginado. Mientras tanto, parecía olvidárseme que seguía teniendo 3 años.
2003, entré a los grados filosóficos, recomendado por FL, a quien no volví a ver en esos escenarios, en mucho tiempo. Hermosas ceremonias, en las cuales aprendí poco, muy poco. Los años, con los grados se siguieron incrementando. La antigüedad un poco, la madurez quien sabe.
2004, fui elegido como Secr:. Fui propuesto como Pres:. de la Gr:. Com:. de Grupos AJEF. Fui, asimismo, Pr:. Vig:. de la R:. L :. S:. C62 . Demasiados honores para tan pocas luces. La pregunta se hacía cada vez más fuerte: Esto para qué sirve? Una voz me dijo: te falta ser asertivo, no lo comprendí sino mucho después, aunque tal vez no lo he terminado de asimilar.
Ahí, inmerso en ese mar de símbolos complejos, embadurnados y cuasialeatoriamente colocados, contemplé que no todos buscaban la iniciación.
2005, entré al Sob:. Cap:. Ros:. V86. Aprendí varias cosas. Conocí a AA, quien con su mirada penetrante, maliciosa y cansada, me impregnó de alegría en aquel instante, al verlo opulento, sin duda, en buena medida, por lo que abrevó de la Orden.
Fue un grado hermoso, que me hizo retomar el gusto por la esencia de la masonería, por esa que dicen se esconde tras el secreto masónico.
En verdad parecía desear ingresar a este Cap:. Lamentablemente, la urgencia por recibir grados me alejó de trabajarlo cual debe de ser. Hasta la fecha, la falta de congruencia de los demás, me ha servido de parapeto para comprometerme a trabajar ese grado.
La edad masónica ya rebasaba por mucho mi edad profana, sin embargo
2006. Fui V:.M:. de la R:.L:. S:. C62. En particular, recuerdo mucho el acto del bicentenario de Juárez, que una vez terminado, celebramos nuestro aniversario en un muy concurrido evento. Fue bueno organizar algo, la “Raza de Bronce” me cimbró por completo.
Ahora, qué pensará Juárez ante tan engolados homenajes, vistos desde el Et:. Or:. y que incluso celebramos el día nacional de la Masonería en la misma fecha en que él se inició. Adular al hermano es antimasónico, y se realiza con cotidianeidad.
Me concedieron el honor de convertirme en Cab:. Kad:., con una edad que difícilmente mi cuerpo físico alcanzará en este plano existencial.
2007. Estuve como Gr:. Sec:. Me empecé a dar cuenta de la gran cantidad de trabajos que hacemos los masones en los cuales no hay palabras ni pensamientos propios, ni una opinión vertida. Muchas ceremonias no las comprendí. Las sombras de la venganza aparecían constantemente en C62, no había cómo sustraerse de ello. En un afán de conservación de un grupo que podría derrumbarse, refundamos este taller.
2008 Fui investido como Gr:. Sec:. Tit:., por unanimidad de una Gran Asamblea. Después entendí que no vale mucho tal aclamación. Me volvieron a elegir Sap:. M:. de la S:.L:.C:. de Perf:. “R95. Que curioso, veo a la distancia. Tal vez nunca comprendí lo que era ser iniciado, pero ya estaba figurando como el encargado de resguardar la historia reciente de la masoneria de la entidad.
En el 4 -14, estuve en paz con R95, lo suficiente como para decir que le devolví lo que me brindó. Por ello, anuncio mi retiro con un año de anticipación.
2009. Me cambié de taller en el grado 30. Regresé a escribir trazados. Logré escribir 16 para MO, lo cual me dio mucha alegría, a pesar de todos los traspiés del año.
Mi vida cambió mucho en estas épocas, lo cual ayudó a darme cuenta de lo apegado que me encontraba a la masonería, y que, en cierta forma, convertí a la Or:. en una especie de “pluma de Dumbo”, que me permitía aterrizar mi pensamiento y conducta. Lograr ser consciente de ello fue materia de muchas cavilaciones.
Trabajé en otro Or:. sin más pretensiones que ser guardatemplo. Llevé algunos trabajos, sin pena ni gloria, en realidad. Faltó más fuerza y firmeza al recorrer el camino, para lograr terminarlo.
Entendí mucho de la impulsividad con la cual trabajé tanto masónica como profanamente, sin preparar las cuestiones, basándome mucho en una intuición plenamente mermada por el ego. En cierta medida, tal desequilibrio se manifestó finalmente.
Tal vez una de las mejores lecciones que me quedaron de este año, fueron en la última tenida en la cual estuve presente en ese ciclo, en la que interpreté a un fantasma del pasado que persigue a los masones exhortándolos en la cámara de reflexiones respecto a dominar sus vicios e imperfecciones, tal y como lo describe Charles Dickens en su Cuento de Navidad. Finalmente, ese año no tuve cena de solsticio. Tal vez la renovación aun no llega, sigo en los días oscuros, esperando el retorno del sol invicto, que señale que he retomado mi sendero espiritual.
2010. En este año presenté mi solicitud para ser exaltado al 32º.
Mi vida profana cuenta mucho en mi nueva logia del filosofismo. Nadie es profeta en su tierra, dicen, y parece que mi llegada a este nuevo cuerpo, ha sido a tambor batiente, me consideran mucho y me respetan por la trayectoria. Nada más lejos de lo mejor para mí.
Es necesario que lleguen aquellos que nos hagan hacer lo que mejor sabemos, y en esta ocasión, quien ha arribado a mi vida es la motivación impersonal por seguir en la masonería, a pesar de haber bebido de los líquidos amargos y dulces en abundancia. Mi edad, se modificará una vez más. Pero esta vez, no cederé: yo tengo tres años.
Me propuse entregar al menos 20 Ttraz:. en la R:.L:.S:. MO y asistir al menos el 75% de las sesiones. Espero cumplir con eso. Ni hablar, los derechos se ganan. Hay que trabajar para tenerlos.
Tal vez lento, tal vez a destiempo. Siempre dudando de todo, evitando dudar de la duda, aceptándola como propia.
Las lecciones, son muchas, entre las principales, ser más asertivo, saber hasta dónde y por qué hago las cosas. No todo el que se dice tu hermano es tu amigo. Existen Caín y Abel, y podríamos desconocer si cazamos, recolectamos o portamos una quijada de burro.
Temporalmente tal vez dejen de ser verdaderos mis derechos masónicos, pero mis deberes estarán en mi conciencia siempre, para motivarme o reprenderme, y normarán mi conducta. Por ello, pienso que de la masonería solamente me separará el olvido. Sólo cuando nos conozcamos a nosotros mismos, lograremos ser quienes estamos llamados a serlo, al menos conscientemente.
Por ello, sé que de nueva cuenta, quiero aprender a tener tres años, a conocer las primeras letras, a escribirlas y a tomar las herramientas necesarias para desarmar mi bicicleta, fundiendo mi presente en el crisol de la memoria, para que sean frescos de nuevo, y que los rostros que me rodean, sean mis primeros recuerdos. Y sembrar esa semilla que crecerá como en un frasco con algodón, que tal vez, si no se le transplanta a tiempo a tierra fértil, morirá de inanición.
Tal vez no aspiro a ser como el águila que se renueva, sino a ser una semilla que echa raíces, hasta crecer y brindar la sombra que tanto aprecié y me cobijó durante el tiempo que tuve tres años, sin saberlo. Los ojos no pueden ver lo que no está en la mente.
A la vez, asumir que estoy maduro para seguir adelante, libre de preocupaciones.
Es cuanto.

Frat:.