miércoles, 20 de mayo de 2009

Crónica de una Tenida

V:.M:.

QQ:.HH:. Ttod:.

 ¡Qué falta de imaginación para el título! o ¡Qué poca capacidad de síntesis! Solamente diré en mi defensa que aun estoy asimilando lo vivido anoche, nunca me imaginé que asistir de visita, plagado de intenciones de apoyar a una R:.L:.S:. con poca membresía se convertiría en una experiencia tan fuerte como una iniciación. Para lograr llegar tuve que trazar una agenda apretada al iniciar el día y realizar un viaje complicado, con muchos contratiempos. Salí de la oficina cansado para ir a hacer ejercicio. Llegué aun sudoroso  a la tenida y en el laberíntico camino de terracería me extravié, por lo cual  llegué 15 minutos tarde.

Llamé a la puerta como es acostumbrado. Me dan entrada sin mandil, lo cual me hace sentir muy en confianza. Quizás sea por ser del “alto cuerpo”  o simplemente porque me reconocen como tal, me imaginé. Cuan perdido estaba aun, definitivamente no estaba a cubierto.

Me recibió un mandil blanco, de aprendiz,  en un templo completamente pintado de blanco. Ciertamente el ambiente se siente diferente, la luz ciega por algunos instantes.

Llegué confiado por haber dejado una copia de un trazado bajo mallete en la tenida anterior, en la cual no nos completamos en la R:.L:.S:. citada. Conté a los presentes, conmigo son siete. -Que bien que vine, conmigo se completarán, están casi sin columnas – pensé no sin ufanarme al respecto.

Mientras cavilaba, orgulloso de mi querida R:.L:.S:. , boyante en membresía e ímpetu, comencé a sentir cansancio físico: el Q:.H:. Sec:. despachó el acta en aproximadamente 20 minutos, quedando en pie y al orden un servidor durante ese lapso. Cuando finalmente se me concedió la plaza, en verdad me dolía el brazo, como resultado del ejercicio y de la larga espera. Ante el extremo e inusitado dolor, comprendí que la situación era extraordinaria, había fuerzas completamente fuera de mi comprensión que estaban operando y que se pondrían en operación.  Así que aproveché la sanción del acta para agradecer al G:.A:.D:.U:. el encontrarme a cubierto, pidiéndole permanecer de dicha manera el resto de la tenida y que los trabajos fueran provechosos para todos los presentes.

Si hay un puesto en logia que muy pocas veces he ocupado, es el de Or:., quizás por mi escasa capacidad de comunicarme con elocuencia o por no haber representado jamás la voluntad del pueblo masónico. Dicha noche me honraron con tal puesto, que a decir verdad me gusta mucho. Sin embargo, el confort agridulce me hace desconfiar de tal honor y trato de evitar cavilar mayormente al respecto. Guardo silencio.

Acto seguido, el V:.H:. 1°Vig:. llevó un extracto de un libro, denominado  “Los Dueños Visibles de este Mundo”, el cual leí a los 10 años y cambió mi visión de la realidad que me habían platicado hasta dicha fecha. Desde entonces, guiado por mi iniciativa y curiosidad, sin duda elección del GADU:.  quien me inspiró a comprar dicho libro al azar a esa edad, comencé mi andar en el sendero de lo esotérico. Definitivamente no es casualidad escuchar tal lectura.

Respecto al libro en cuestión, comento que en dicho capítulo, el autor describe a los militares, políticos, maniáticos del dinero y fanáticos religiosos como dueños visibles de este mundo. Una excepcional manera de reseñar todo lo que es profano y vacuo, ayudándonos a ponernos a cubierto. Sin embargo, el texto deja ver la plausibilidad de una realidad paralela, pero más sublime  y eterna, que es toda una promesa ante la situación que describe Freixedo en ello. La B:. de J:. finalmente rubrica una lectura de 15 páginas.

Enseguida, presenté un Traz:. denominado “El Celibato”, que ustedes habrán escuchado en tenidas anteriores.. Mientras lo leía, retumbó en mi cabeza la palabra “autoplagio”: mi conciencia exacerbada clamaba justicia a un ego que tuvo a bien llevar material previamente leído para desbastar. Cuando logré terminar de leerlo, recibí lo que pudo anticiparse claramente: reinó el silencio. Fue la primera vez en mi vida que leí un trabajo en logia y no recibí Batería de Júbilo alguna. Buen inicio. Me harán trabajar duro para llevar un trazado que manifieste mi condición de Mas:. en dicha Log:. Tomé plaza y me esforcé aun más por permanecer atento a los comentarios. Un Q:.H:. se percató de ello y me acercó discretamente una silla extra, en donde puse mi celular pantalla abajo para lograr estar a cubierto. ¿Cómo lo supo? No lo sé.

Acto seguido, el desbaste fue prolijo, al hablar de que el celibato era uno de tantos caminos para manejar la energía sexual, y con caminos diferentes para proyectarla, hubo quien habló del tantra, de mecanismos  para emanar energía vital, etc. Tomé nota apresuradamente para rumiar tales comentarios con ayuda del Google y de mi bibliografía en alguna noche de insomnio.

 Un Q:.H:. recordó a Papus, en su Tratado Elemental de Ciencia Oculta, en donde delimita magistralmente la ciencia oculta de la ciencia profana. Recalcando que ésta se diversifica, se superespecializa y se olvida de introyectar lo aprendido.

Se habló con tanta insistencia del instinto, que en el momento en que una lagartija descendió y cruzó todo el templo de norte a sur, buscando esconderse precipitadamente, no pude sino evocar al cerebro reptiliano que reside en nosotros. También vino a mi mente el símbolo de  una tortuga altiva, así como la frase que acababa de pronunciar el QH:. 2° Vig:. “Toda vida es sagrada”.

Más aun, recordé una plática ese mismo día por la mañana, en la cual comentaba el  V:.M:. que este Or:. está edificado sobre un centro de energía, que atrae o expulsa a las personas. De una u otra manera no pude evitar recordar cuan ágil y fluido fue mi proceso para llegar aquí.

Finalicé pronunciando una breve pieza de oratoria declarando los trabajos justos y perfectos. Realizamos una meditación con la cadena cerrada por cerca de 10 minutos,  para retirarme en silencio a la media noche en punto y descansar hasta el día siguiente, levantándome adolorido y entumecido a trabajar una jornada profana más.

Todas las lecciones anteriores, vividas en una noche en la que decidí guardar silencio ante la abrumadora manifestación de la naturaleza y fuerzas sincronizantes que a todas luces operaron en mi en diferentes planos, entendí que yo era quizá el más profano de los presentes. Muchas lecciones, causalidades manifiestas y experiencias me quedan de haber participado de una Ten:. con 7 QQ:.HH:.  en un Temp:. al cual yo asistí a consagrarlo en enero, y en él, realicé una invocación a los hermanos invisibles, a los elementales, para que se congregaran y nos auxiliaran en nuestros trabajos.

Quizá sea un saludo de parte de ellos, un reclamo por no haber regresado pronto, no lo sé. Eso quedará pendiente para analizarse durante la próxima tenida, la cual espero con ansia.

Finalizo con una frase que pronunció un QH:. anoche: “el masón es el maestro del silencio”, y quizás en ello estribó el haber sido tratado como Apr:.

 

Or:. de ___, a 22 de octubre de 2008, E:.V:.

Frat:.

Masón de Pants


¡Es cuanto!

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