domingo, 25 de noviembre de 2012

La Contrición.



“Soy un hombre libre, necesito la libertad,  necesito estar solo,
necesito rumiar entre mí todas mis vergüenzas  y mis  tristezas
necesito gozar del sol y de las piedras de la calle,
sin compañía y sin palabras, cara a cara conmigo mismo con
la sola música de mi corazón  ¿Qué queréis de mí?
Lo que quiero decir lo imprimo,  lo que quiero dar lo doy
Vuestra curiosidad me empalaga, vuestros cumplidos me humillan,
 vuestro té me envenena.  No debo nada a nadie
y tendría que ajustar cuentas solamente con Dios si existiese”
Giovanni Papini en “Un Hombre Acabado”.

Estimados hermanos, he elegido un concepto transversal a nuestra existencia para desbastarlo. Se trata de la contrición, una palabra que recordamos todos aquellos que hemos pasado por la Iglesia Católica, cuando en catecismo se nos instruyó a realizar lo que se denomina “acto de contrición” en la mencionada religión, cuyo clímax se alcanza cuando se brindaban unos golpes de pecho, acto que lograba arrancar  lágrimas de algunas almas atormentadas. La oración dice así:
“Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he
pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  Por mi culpa, por mi culpa,
 por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y
a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén”.

Sin embargo, nunca llegamos a comprender más el significado de confesar involuntariamente y ante la presencia de todos los vecinos y familiares nuestra situación pecadora. Tal acto mecánico vacunó a más de alguna conciencia con una pobre formación filosófica y le abrió las puertas de la doble moral, convirtiéndolo en fementido e hipócrita.

Sin embargo, el trasfondo es sumamente importante para el Apr:. de Mas:., quien debe de aprender a salir de su estado de imperfección debido a los múltiples vicios que se adquieren durante nuestro tránsito mortal, que aunados al auténtico pecado original, que es la ignorancia.


La palabra contrición, proviene del latín “contetere”, que significa triturar, reducir a pequeños trozos. Es definida por el Concilio de Trento[1] como “el dolor del alma y la detestación de los pecados. Como sinónimos se señalan los términos remordimiento, arrepentimiento, compunción y atrición. Esta última es imperfecta, ya que solamente permite ver lo malo de actuar mal y temer el castigo. Se señala que debe ser  individual, universal, soberana y sobrenatural[2]. Giovanni Papini ilustra magistralmente la atrición en el epígrafe de este Traz:.

La relación entre nuestra Mon:. del Gr:. y el término, que pudiera parecer incluso antimasónico la explico en la Figura 1, en donde resulta lógico el proceso de transformación al interior del iniciado, que sucede durante el interrogatorio, la elaboración del testamento y los viajes simbólicos durantppe la iniciación.
Figura 1. Relación entre la Mon:.  del Gr:. y el concepto de Contrición.



Fuente: Elaboración propia, basado en la concepción etimológica y la Mon:. del Gr:. de Apr:. Mas:.
Asimismo es de destacarse que una de las principales acusaciones que se hace a la Mas:. en cuanto a pervertir los principios doctrinarios católicos es la de que la Mas:. predica una doctrina anticristiana en la que no resulta necesaria la contrición para rescatar nuestra alma. En nuestra institución, está rescatada por el hecho de habernos quitado la venda de los ojos, recibido la luz y no haberla perdido de vista jamás, comportándonos y cultivándonos como verdaderos iniciados. La penitencia se vive en la medida en la cual un Q:. H:. busca reparar el daño, lo consigue y lo anticipa en lo sucesivo. Purgar la pena en vida y cuanto antes es a lo que nos impele la Mas:., lo cual se detalla muy minuciosa y acertadamente en los manuales de los paramasónicos Alcohólicos Anónimos.

Nadie está seguro de su propia contrición, salvo que seamos conscientes plenamente y tengamos presente en todo momento el dolor del tiempo perdido, el daño causado y los recursos desperdiciados en nuestros erráticos pasos profanos, sobre lo que debe motivarnos y sobreponernos el sentido de lograr una vida en la que detestemos sin final a los vicios, cavándoles pozos sin fondo, a la vez que rellenándolos con la sólida argamasa de nuestras virtudes para cimentar nuestro sublime propósito, que es la elevación del  Gran Templo Interior, en donde reine la armonía colectiva entre iniciados que reconocen y alimentan entre todos su poder personal, sin buscar prevalecer y desarrollando todos sus más nobles potencialidades.
Or:. de Morelia, Michoacán, a 28 de julio de 2012, E:. V:.
Frat:.

MDP
¡Es Cuanto!

1 comentario:

Anónimo dijo...

VIVA CRISTO REY!!!!
VIVA CRISTO REY!!!!
VIVAAAA CRISTOOOO REYYYY!!!!