domingo, 25 de noviembre de 2012

El Gran Fraude Masónico

Sin duda alguna, los detractores de la masonería  han utilizado el concepto de fraude de manera reiterada. Dicen que somos una asociación que sincréticamente se ha apropiado de sistemas filosóficos, de simbolismo marcial, de concepciones de diferentes religiones para manipular a sus miembros. Por ello, como soldados de la luz, la libertad y  la razón pura, debemos de tener claro el concepto en lo jurídico, en lo filosófico y debemos ser capaces de evitar el mayor de los fraudes, el que cometemos ante el G:.A:.D:.U:., el que cometemos ante nosotros mismos, ante nuestros amigos y hermanos.

El concepto de fraude tiene que ver con el delito homónimo,  realizado mediante dolo directo y es configurable cuando se presenta culpa o imprudencia. Se concibe como una acción contraria a la verdad y a la rectitud, cometida en perjuicio contra una persona o contra una organización, para obtener bienes patrimoniales, haciendo creer a quien paga que obtendrá algo que, en realidad, no existe o no obtendrá. Para tales efectos, se suele interceptar, es decir, realizar un cobro antes de que éste se registre, sustraer, o hacerse con una cantidad en efectivo después de haberla registrado; desviar, o hacer que un desembolso legítimo se desvíe de su destino previsto; así como distorsionar, o modificar los estados financieros u otra información con el objetivo de ocultar fraudes anteriores o futuros.

En la comisión de un fraude ante los profanos, ante nuestros hermanos, ante nuestros seres queridos y ante nosotros mismos, nada tiene que ver la Orden Masónica como institución, según las posturas oficiales, que han apresurado a deslindarse cada vez que ocurren delitos internamente o cuando algún hermano se descarría y es descubierto en el mundo profano. Sin embargo, todos sabemos que entre nuestras filas han habido osados que buscaron solaz y cobijo como zánganos entre abejas.
Un ejemplo que no ha sido desbastado suficientemente es el de Anders Behring Breivik, el asesino quien en julio del año pasado Breivik perpetró dos atentados, en el que murieron 77 personas, ocho al estallar una bomba en el distrito gubernamental de la capital y las restantes 69 en un tiroteo en la cercana isla de Utøya, donde acudió disfrazado de policía. A él, de acuerdo con un comunicado de la Gr:. Log:. de Noruega, habría sido iniciado en 2008. Él, al interior  generó una imagen de relativo respeto, de donde se puede inferir fácilmente que buscó arroparse del prestigio de la Orden. Sin duda también debió de haber sido en su momento una persona respetable en otros aspectos, lo cual no necesariamente implicaba salud mental u otros planes ocultos para desarrollarlos.

La cuestión no es culpar y descalificar de lleno a la Gr:. Log:. de Noruega, sino realizar una reflexión al respecto, partiendo de la premisa que planteó en su libro "Humano, Demasiado Humano" Friedrich Nietzsche, cuando señalaba que "en toda biografía de un hombre profundo se evidencia una voluntad de poder, es decir, como si todos los acontecimientos y experiencias de su vida hubiesen estado ahí esperando cobrar sentido en el momento oportuno". Desde esta perspectiva:  ¿Anders necesitaba ser masón para detonar la obra de su vida? ó ¿nosotros necesitabamos que Anders fuese masón para desarrollar una actitud más crítica y participativa al respecto?

De acuerdo con el mundo empresarial, se realizó una encuesta nacional sobre fraude, en 2011, que arrojó como causas las siguientes:

Gráfica 1. Causas más Comunes de Fraudes



Fuente: ENFM (KPMG, 2011)
Los cuales me permito extrapolar hacia una interpretación intrapersonal de la siguiente manera:
  • Falta de Control Interno y Supervisión
  • Ausencia de un Plan de Vida
  • Debilidad en la Cultura Ética
  • Falta de Instrucción en Valores
  • Venganza, pasiones humanas
  • Presión por ascender socialmente
  • Presión por mantener el estilo de vida.

Por supuesto en todo ello,  nuestra apariencia ayuda a que se den fraudes, ya que ante los ojos profanos, si hay tantos grandes dentro, si hay tantas estatuas y obeliscos afuera, algo grande y maravilloso les habrán de enseñar a todos esos hombres, mayormente graves y entrados en años, de vestimenta oscura, de porte sabio, que se arrebujan ante yermos bronces en la plaza, ensombrecidos por la imponente mole catedralicia.

¿Qué es lo que pasa cuando entran hombres destacados  y de bien que llaman a la puerta se van enseguida? Un fraude ante sí mismos es el que cometen aquellos que han pretendido adquirir iniciación a cambio de dinero, pero también el que han cometido con nosotros cuando hemos entrado a una organización desconociendo sus leyes, estatutos y demás normatividad.
En estos aspectos, una plausible articulación fraudulenta de la organización masónica que muchos Qq:. Hh:. han realizado con sus  Llog:.  que nos han precedido han realizado estriba la ausencia, el estado vegetativo o a lo sumo tradicional –en su sentido etimológico-, ya que se han transformado en máquinas de hacer dinero ó de acumular capital político.

Por ello, quienes te defraudan te dicen que serás una mejor persona por el hecho de vestir de dominó, por colocarte algunos atavíos o por portar anillos en la calle. En particular, tengamos cuidado con el fraude de la apariencia. Hay quien afirma que el hábito sí hace al masón, y entre más se sube de grados, más se considera apropiado vestir tal como lo marcan los cánones. Pero llega un punto en el cual el fistol, el anillo, la cadena, birrete, portafolios y la calcomanía en el vehículo se vuelven imprescindibles como una manera de verter status. Ni que decir de los oscuros trajes, de las barbas, anteojos y demás accesorios que añadan un porte misterioso, insondable y etéreo al propietario. De nosotros depende portar nuestros arreos con dignidad, pero también con suma sencillez, entendiendo que a mayor grado, crece el carácter imperativo de servir a los demás para quienes osamos portar distintivos masónicos en el templo o en el mundo profano. Nuestro porte amable, justo y virtuoso es el que nos abre las puertas en el mundo profano, no nuestra voluntad por mostrar resultados ante los demás, ni el escalamiento de posiciones sociales.

Esto incluso puede llegar a operar bajo un esquema Ponzi, aprovechando la jerarquía piramidal de la Or:.,  en donde los retornos prometidos, en materia de iluminación, de experiencias, de conocimiento perenne e inasequible por otras vías, la consecución de un sistema de pensamiento, de interpretación de la realidad, del logro de la acumulación de una serie de virtudes, no siempre sucede. Todos sabemos de “Grandes Logias” que han sido conformadas ex profeso para tales efectos, a la medida de uno o dos egos insatisfechos.

Por ello, para evitar este tipo de esquemas fraudulentos, en la medida en la que los miembros obtengamos beneficios, compartamos. En la medida en que no nos quedemos en lo "doctrinario", sino pasemos a lo operativo. En la medida en que hagamos tanta masonería como sea posible y paguemos y cobremos tantas cápitas como sean estrictamente necesarias.

Tampoco, como colectivo, nos defraudemos a nosotros mismos. Hoy la base social  que nos marca articular la Mónita del Gr:. 32° la hemos perdido, no está con nosotros. Hemos sido omisos, perezosos, indulgentes y nos hemos ensoberbecido con nuestras ostentosas condecoraciones.   Por ello hay que probar los frutos del Árbol de la Ciencia, y aprenderemos a discernir el bien del mal y podremos, con mucho trabajo, semejarnos a los grandes masones.

Habrá que trabajar mucho, pero también cuidar caer en los caminos fraudulentos que  muchos de nosotros como humanos hemos construido dentro del sendero masónico, pero jamás al ideal masónico-iniciático, el cual considero permanece incólume a pesar de los ingentes intentos doctrinantes por parte de los dueños del masonismo, jamás de los masones y mucho menos de la masonería. Debemos de cavar pozos sin fondo a nuestras propias trampas que hemos generado como colectivo.

Sin embargo, más allá de un gran fraude masónico, el peor que podemos llegar a vivir es el propio, cuando nosotros mismos en retrospectiva no hayamos conseguido lo que esperábamos de nosotros mismos, O menos aún, cuando alguno de nosotros hayamos vendido una imagen al mundo de quiénes somos cuando en realidad jamás la hemos llenado, ocupando un espacio en esta sociedad que jamás hemos sabido cabalmente llenar.

Y en nosotros mismos está evitar convertir a una institución, logia o capítulo en fraudulento, al prometer lo que no podemos cumplir.

Ccamp:. de Morelia, Michoacán, a 19 de agosto de 2012, E:. V:.
Frat:.

MDP:.
    ¡Es Cuanto!   

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