Cuarto Brindis: Por los Vv.∙. Hh.∙. Vvig.∙.
En esta noche
del solsticio de verano, cuando la luz alcanza su máximo esplendor antes de
iniciar su descenso hacia las tinieblas del invierno, nos reunimos bajo la
bóveda estrellada para honrar a quienes velan por el orden y la armonía de
nuestros trabajos. Como las estrellas que navegan el firmamento en silencio
eterno, así los Vv.∙. Hh.∙. Vvig.∙. custodian nuestra obra con paciencia
infinita.
El tiempo es
una ilusión que se desvanece en el templo. Cada martillazo es un latido del
corazón universal, cada ritual una respiración del cosmos. Y en esta danza
perpetua de símbolos y gestos, los Vigilantes son los guardianes del ritmo
sagrado.
I.
Por el Primer Vigilante, custodio del mediodía.
Vigila en
silencio
el sol de mediodía
guía tus pasos
Que tu mirada se alce hacia el cenit de la
sabiduría, Hermano. Tu función primera es sostener la columna del sur, donde la
luz meridiana ilumina los misterios del segundo grado. En tus manos reposa la
disciplina que transforma al aprendiz en compañero.
II.
Por el Segundo Vigilante, guardián del ocaso.
En el
crepúsculo
tu lámpara permanece
faro de esperanza.
Vuestra vigilancia abraza el poniente, donde los misterios del primer
grado cobran vida. sois el pastor de los neófitos, el que enciende la primera
chispa en corazones sedientos de luz.
III.
Por la observancia del ritual
Cada gesto
cuenta,
en la precisión sagrada
florece lo eterno.
Así como Jano es un Dios bifronte y los San Juanes son dos anfitriones de
las puertas solsticiales, así vosotros observáis las múltiples facetas del
ceremonial. Cada movimiento ritual es una letra en el alfabeto divino.
IV.
Por el mantenimiento del orden.
Silencio
fecundo,
en la calma se construye
el Templo interior.
El orden es armonía interior que se establece en el exterior. Como el Apr .∙. acepta su realidad y la
transforma, el Vig .∙. acepta la responsabilidad de mantener la paz
que permite el crecimiento espiritual.
V.
Por la instrucción de los aprendices.
Semilla en
tierra,
con paciencia el Maestro
ve nacer la flor.
Vuestras palabras son martillo y cincel
que esculpen en la piedra bruta del alma humana. Cada enseñanza es un rayo de
luz que dispersa las tinieblas de la ignorancia.
VI.
Por la guarda de los trabajos.
Centinela
nocturno,
tu presencia es escudo
contra el caos.
Los Ttrab .∙. Mmas .∙. son frágiles como cristal de lámpara votiva,
preciosos como diamante tallado. Vuestra vigilancia los protege de la
profanación y el descuido.
VII.
Por la transmisión iniciática.
Voces
resonantes
entre Ccol .∙. sagradas
encaminan la verdad.
Sois los heraldos del V .∙.
M.∙., fieles voceros de sus instrucciones. Vuestras voces son puentes entre la autoridad
y la obediencia fraterna.
VIII.
Por la disciplina fraternal.
Justicia
serena,
sin ira ni favoritismo
equilibra el alma.
La disciplina que ejercéis no nace del poder sino del amor. Como el
jardinero poda la rosa para que florezca más bella, así vosotros corregís para
perfeccionar.
IX.
Por la preparación de candidatos.
Puerta que
se abre,
al buscador sincero
Luz le es concedida.
Cada Prof .∙. que
preparáis es un nuevo mundo que nace. Vuestra responsabilidad es inmensa:
juzgar la sinceridad del corazón y la rectitud de la intención.
X.
Por la preservación de los misterios:
Cofre
sellado,
guardas tesoros antiguos
esperanza fraterna.
Los misterios
que custodiáis son más antiguos que las pirámides, más profundos que el océano:
los paradigmas iniciáticos. Sois los eslabones vivientes de una cadena dorada
que se extiende desde la noche de los tiempos hasta la aurora del porvenir.
Vv .∙. Hh .∙.
Vvig .∙.,
en este solsticio donde la luz triunfa momentáneamente sobre las tinieblas,
recordemos que nuestra Ord .∙. es también un perpetuo solsticio espiritual.
Cada Log .∙. es un Sol en eterno cénit, cada corazón Mas .∙. un crisol que contienen la incandescencia
de nuestra Inic .∙.
¡Por los
Vigilantes de nuestra R .∙. L .∙. S .∙. Melchor Ocampo! ¡Por la luz que crece! ¡Por la
perfección que buscamos en fraternidad! Así
sea, ahora y siempre.
Por todo lo
anterior, les solicito atentamente que nos pongamos de pie, que carguemos
nuestros cañones con pólvora roja, que los alineemos y al unísono digamos:
FUEGO.
¡Cumplidas
vuestras órdenes, Venerable Maestro!
¡Es cuanto!
FRAT.∙.
“Labor Omnia Vincit”
Or.∙. de Morelia, a 25 de junio de 2025, E.∙. V.∙.
¡Es Cuanto!
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