Liberémonos
del estancamiento.
Estoy
convencido de que la masonería es un sistema de evolución humana en todos los
aspectos. Ante tal maravilla de la Tradición Iniciática, pocas cosas me
preocupan más que la pérdida de sentido, de inercia, de ritmo, el no alcanzar
las metas que nos planteamos. Que la Inic .·. no genere los efectos deseados.
A lo
largo de mi existencia he visto muchas grandes mentes dormir, así como inmensos
talentos desperdiciarse, dentro y fuera de la Mas .·.
Considero
que hay una gran cantidad de situaciones arquetípicas que provocan
estancamiento en la vida personal, emocional, social y profesional. Se combinan
falacias cognitivas, patrones emocionales, trampas afectivas, hábitos
culturales, creencias limitantes, mecanismos de defensa y condiciones
existenciales:
Es
importante encontrar patrones para reflexionar en las situaciones personales en
las que nos encontramos. El estancamiento no es siempre visible: a menudo opera
como una niebla, como una parálisis emocional o como una convicción silenciosa.
Pero
desenmascararlo puede ser el primer paso hacia una vida más auténtica, más
libre, más Mas .·. Tocar realidad implica salir de sueños.
Los Mmas
.·. de esta contemporaneidad necesitamos a veces imaginarnos que recibimos
coaching, una especie de sesión de consejos estilo Melchor Ocampo ante formas
de estancamiento humano, de nuestros estancamientos… al menos para comenzar y
convertirnos en la voz secreta que, desde el magisterio de nuestra propia
existencia, nos susurra al oído lo mejor que podemos hacer ante cada situación,
siempre y cuando tengamos la altura de conciencia para escucharnos.
Sí,
conocemos la P .·.B .·. y con ello, un personalísimo método Mas .·., a través
del uso equilibrado de razón e intuición, de símbolos y alegorías que se
verbalizan a través de rituales vivenciales. Entonces, nuestro empirismo
cotidiano se convierte en prueba cuando repetimos las mismas situaciones y no
las superamos. Sin embargo, tenemos las herramientas para afrontarlas con éxito
y evadir esas trampas propias de aperturas de ajedrez para novatos. Veamos
algunas de ellas que deseo compartiros en esta noche:
1. El
Costo Hundido
Esto
implica persistir en una situación, proyecto, empresa, trabajo, vivienda,
automóvil o relación solo porque ya se invirtió mucho en ella, ignorando que ya
no aporta valor y que es inyectar recursos frescos a una entidad que brinda
rendimientos decrecientes. Es una falacia económica y emocional. Se prioriza la
inversión pasada sobre el bienestar presente o futuro.
Un Mas
.·. ejemplar, como nuestro insigne Melchor Ocampo, si pudiera sugerirnos con
base en los aprendizajes desarrollados en el Esc .·., probablemente nos
impelería a entender que, lo que ya nació y creció lo que iba a crecer,
invariablemente morirá. La muerte es una etapa del ciclo de la vida. Hay que
dejar ir lo que ya no fue. El paso de la vida concluye y hay que arrastrar la
planta del pie mientras uno mismo anuncia la muerte.
Es clave
preguntarnos, si esto desapareciera, muriera o se extinguiese, ¿qué hubiera
querido hacer si tuviera una segunda oportunidad? ¿es factible, temporal,
económica, social y energéticamente lograrlo? ¿es rentable? ¿Vale -la pena, el
esfuerzo- para alguien? ¿Le cambia la vida a alguien? ¿Generaremos mal o
sufrimiento si abandonamos la causa? ¿Podemos reparar los costos que
generaremos con aprovechar la oportunidad de huir, de abandonar, de dejar para
siempre al libre albedrío?
Si la
indiferencia es la respuesta, aprendamos a desapegarnos, a dejar ir, a fluir
con la savia de la vida. Si no lo es, afrontemos con plena responsabilidad las
inexorables leyes del Kybalión, particularmente, las del Karma.
2. El
Juguete Viejo del Armario
Esto es, regresar a vínculos, empleos, lugares, roles, relaciones o actividades olvidadas, solo para confirmar que estaban ahí por una razón: ya no funcionan. El juguete viejo, muchas veces defectuoso y roto representa lo que alguna vez tuvo sentido, pero ya no aporta a la vida actual.
El
fantasma de la navidad pasada, ese del ayer en el Cuento de Navidad de Charles
Dickens, el testamento filosófico de la Cam .·. de Rrefl .·., las estatuas de
sal que se erigen a la huida de Sodoma nos impelen a sumergir las manos cuanto
antes en el Mar de Bronce y seguir adelante, renacidos hacia dotar de sentido a
la vida viendo hacia adelante, aunque, paradójicamente sólo la podremos
explicar y comprender desde el pasado. Los juguetes rotos deben de
permanecer en el armario para saciar la melancolía de quien se permite tener
este vicio moral, no dable en un Mas .·. Esc .·. que ha comprendido cuán
valioso es su tiempo vital como para rumiar apegos.
3. La
Zona de Confort
Es
quedarse en lo familiar, aunque no sea satisfactorio. Es sostener la comodidad,
es colocarse a sí mismo una trampa disfrazada de estabilidad, la cual nos
impide nuestro crecimiento personal porque evita el riesgo, el cambio y la
incertidumbre.
Osar;
la palabra más disruptiva del Ara del Esc .·. nos llama a actuar cuando
queremos lograr algo. Salir de nuestro espacio sin riesgos nos permite alcanzar
resultados inimaginables mientras permanecíamos acorazados en nuestra
madriguera.
La propia Inic.·. Mas.·. nos obliga a querer ir adelante, a emprender viajes, a
tomar pruebas, a entrevistarnos, a confesarnos ante desconocidos, a pagar
dinero por adelantado sin conocer cuál será la contraprestación que
recibiremos. ¿En verdad, alguien puede creer que un verdadero Mas.·. Esc.·. es
una persona que habita una zona de confort? Podrá haber áreas oscuras, pero
jamás de comodidad, que no es otra cosa que mediocridad disfrazada de
privilegio ante los ojos de un Mas.·. débil, inmaduro, impropio, que no sabe
colocarse el Mand.·. para protegerse de sus propias pasiones, vicios y malas
costumbres, por lo que se encuentra estancado y falto de aprovechamiento de la
médula evolutiva que inyecta la Inic.·. Mas.·. a quien así la recibe.
4. El
“Síndrome del Espejo Roto”
Es una
trágica falacia, que nos hace creer que un error pasado nos ha marcado
irremediablemente. La persona que lo ha vivido así se ve a sí misma como
destruida, rota o dañada de forma irreparable.
Esta
visión obstaculiza el aprendizaje y el perdón hacia uno mismo. La vergüenza y
la indignidad hacen pasto de un ser que se debilita a sí mismo así,
revictimizándose e invalidándose al grado de cuestionar su propia valía, el
sentido de su propia existencia.
La
Mas.·.Esc.·., si bien no es una Corte de los Milagros, un grupo de autoayuda,
ni una institución que rescata seres al borde del suicidio, sí es un grupo de
personas libres, en toda la extensión de la palabra, que practican acciones
virtuosas todos los días, al grado de haberse vuelto hábitos, de ser los
pilares de sus buenas costumbres. Pero todos ellos, incluso los más admirables,
los más icónicos, aquellos que han cruzado toda la escalera del Esc.·., han
visto su suerte, han conocido la esclavitud en la que han vivido; pero se han
reconstituido de las peores penas morales, remordimientos y recuerdos
escarnecedores por el poder de la imposición de su voluntad sobre las llagas de
su dignidad, por lo que ahora se entregan al trabajo fecundo, que es el estudio
y práctica de la virtud, libres de preocupaciones y de todas las perturbaciones
posibles, porque se saben bendecidos por la gloria del G.·.A.·.D.·.U.·. y
el cariño de sus Qq.·. Hh.·..
5. La
trampa del Deber Ser.
Esto es,
vivirse, concebirse e idealizarse desde las expectativas de los demás:
familiares, sociales, económicas, deportivas, identitarias, corporales,
culturales de lo que una persona como nosotros debe de ser, anulando nuestra
verdadera esencia, nuestra conciencia y nuestra vocación en la vida. Esto acalla
nuestras libertades desde dentro.
No hay dictadura más perversa que la de la autoexigencia, Caballo de Troya bajo
el cual “lo correcto” adquiere un cariz opresivo, adocenador y totalitario.
La Mas.·.
Esc.·. nos conmina a adquirir moral, virtud, cultura, conocimientos, valores y
porte, desde su Pr.·. Gr.·., pero jamás nos condiciona el sendero vital que
habremos de tomar. Aprendemos que cada quién es libre de hacer lo que desee con
su tiempo, energía y recursos, pero que sea lo que sea, cada aleteo tendrá una
repercusión insondable en la eternidad. Cosa causada es causa causada. Entonces
debemos elegir cuidadosa y sensatamente nuestro camino de vida, pero respetando
y valorando nuestra intuición, el llamado que nuestro ser exclama y a la vez
escucha para llevarnos a ser quienes en realidad venimos a ser en esta
existencia. A qué nivel es tan importante esto en la Mas.·. que, en muchas
ocasiones usamos la palabra “liberalismo” como sinónimo profano de la
militancia en nuestra Aug.·. y Ant.·. Instit.·.
6. El
Miedo a la Soledad como consejero de vida
Tomar
decisiones desde el miedo a estar solo y no desde el deseo genuino es una forma
de autoengaño afectivo que mantiene relaciones disfuncionales o impide explorar
la autonomía emocional. Es un error del Mas.·. que he visto cometer
incesantemente y termina con carreras enteras.
Cuando
refundamos nuestra R.·.L.·.S.·., mi V.·. H.·. Juan Pablo decía -”qué bien se ve
nuestra Log.·., ¿qué podría acabar con ella?, a lo que atropelladamente
respondí -”las mujeres, ve la edad de todos los que estamos iniciando este
proyecto”. El tiempo me concedió algo de razón. Decenas de Qq.·.Hh.·. se han
ido a sueños por razones relacionadas con sus parejas y, por extensión, con sus
compañías, no necesariamente compañeras sentimentales.
Aprendemos
en Log.·. que el silencio y la soledad son maestros de vida. Los afrontamos en
la Cam.·. de Rrefl.·. y a lo largo de toda la Inic.·., así como también nos
encontramos con los amplios contrastes que nos brinda el piso ajedrezado, donde
vemos que hay cuadros blancos y negros, ante los cuales deberíamos de
reflexionar inmediatamente que, en muchas ocasiones estos colores emulan a las
personas con las que nos encontramos a lo largo de nuestras existencias … o más
aún: que esos máximos contrastes son nuestras propias memorias, sentimientos,
emociones y actitudes. Estar a cubierto a solas y en silencio es un activo
invaluable que debe de aquilatar el Mas.·. Esc.·., a costa de sus propios
cuerpos de deseos y estratos inferiores de su propia evolución, lo que lleva a
salvaguardar su nivel de conciencia y el sendero ya recorrido por su alma en
este plano aún de sí mismo.
7. La
Idealización del Cambio Perfecto
Esta
falacia del pensamiento y la acción consiste en procrastinar indefinidamente,
en esperar el contexto perfecto para cambiar, emprender o amar. Se justifica
inmisericordemente mediante el clima, los astros, el estado de salud, el
ambiente político, la energía vital, la hora del día, la rutina, la falta de
dinero o la ausencia de condiciones dictadas desde un cómodo pesimismo.
Vivimos
postergando decisiones indefinidamente con la esperanza de que el futuro
solucione todo. Se vive en una promesa abstracta que nunca se concreta. El
'algún día' se convierte en excusa perpetua y no nos lleva a nada más que a
aproximarnos al fin de nuestro periodo vital en este plano.
Esta
espera indefinida se convierte en una forma de parálisis que posterga la acción
real. Idealizar lo perfecto anula lo posible y crea una “zona de confort”, una
perversa burbuja de espera donde el analista advenido a paciente convierte su
capacidad de tomar iniciativa en un enfermo terminal.
La Mas.·.
no esperó el mejor momento de nuestras existencias para entrar en nosotros,
sino que, por el contrario, llegó en un instante que se convirtió en canónico
por ser punto de apoyo y palanca para poder conformar el cambio, que con el
paso de largas y extenuantes jornadas de cincelado y desbaste pueden
aproximarse a constituir un cambio posible, una transformación óptima, un
renacimiento funcional; probablemente, muy lejos del ideal, pero siempre bajo
mejores paradigmas y bases más sólidas para afrontar la realidad con las
herramientas, aprendizajes, competencias, saberes y destrezas que ahora se
poseen.
8. El
Miedo al Juicio Ajeno
Esto es,
tomar decisiones según el miedo a ser juzgado. Este filtro constante limita la
expresión auténtica. La mirada del otro se vuelve más importante que el propio
deseo, anulando nuestro albedrío y nuestro buen juicio, nuestra capacidad de
orientarnos hacia el bien, hacia la belleza y hacia la sabiduría de maneras
tanto cultivadas como innatas.
Desde la
ceremonia de Inic.·., se nos enseña con mucha claridad a no seguir el qué
dirán, a no actuar por convivir, ni por agradar, ni por pertenecer, ni por
recibir aplausos. Es muy sencillo firmar en blanco, arrodillarse para
disculparse y donar amplias sumas de dinero, prácticamente impagables. E
incluso, invitar la cena una vez habiendo sido aceptados. Debemos actuar sin
miedo al juicio ajeno, pero cuidando siempre la inmensa responsabilidad que
conlleva el ejercicio de nuestro albedrío, porque podemos generar consecuencias
terribles con ello. Antes que esperar un juicio ajeno, debemos de ser pródigos
en desbastes previos con nuestros Qq.·.Hh.·., para arroparles, aconsejarles y
evitarles sufrimientos y males, siempre y cuando haya disposición de escuchar
recomendaciones, así como generosidad para emitirlas. El que tiene diez
Qq.·.Hh.·. , les toma y brinda consejo, vive diez vidas.
9. La
adicción al drama.
Ingresar
al territorio de las pasiones, donde los instintos llaman, impelen, mueven y
conmueven a los Mmas.·., iniciando por lograr quitarles el Mand.·. de Apr.·.,
haciéndoles creer que son superiores y que no lo necesitan. Cuando la ira, la
envidia, la desconfianza, el odio, el resentimiento, la vergüenza, la culpa, la
tristeza, el miedo, la indignidad y muchas otras emociones mezquinas toman
dominio de nuestras acciones es cuando ya perdimos. Lo demás, como en cualquier
partida de ajedrez, es cuestión de tiempo y técnica.
Desde que
recibimos el Mand.·. de Apr.·. sabemos que debemos cuidarnos muchísimo de
nuestras propias emociones, de las perturbaciones externas y de la serie de
riesgos y vulnerabilidades que la vida nos coloca ante nosotros, por lo que
debemos de ser muy conscientes y autoanalíticos para conjurar de antemano los
efectos terribles que el drama, las pasiones, deseos e instintos generan en
nuestra cotidianeidad, porque nos atrapan y arrastran hasta llevarnos al vicio,
a la miseria, a la esclavitud y a la misma muerte, muchas veces en vida.
Pero, el drama va más allá de ser “el malo de la historia”, el vicioso o el
perverso, el débil y el que hace daño. También implica, además de ser el
victimario, una eterna víctima, que siempre se ve como efecto y consecuencia de
las malas acciones de los demás, lo cual le brinda sombra y parapeto suficiente
como para ahora sí, en plena comodidad, en el piso de su existir, poder ejercer
sus más bajas y mundanas pasiones; incluso, hasta ser victimario. La Mas.·. nos
enseña que existe la dignidad como valor fundante de la humanidad y que, nunca
debemos permitirnos asumir un papel de víctimas, aunque ciertamente podamos
sufrir o padecer las consecuencias de las malas acciones de los demás.
Ser
tolerantes y pacientes abona en la mayoría de las ocasiones, tal y como nos lo
enseñan en Log.·., pero en caso de que sea necesario, los Mmas.·. sabemos
también que es dable reclamar justicia y los métodos para hacerlo.
Finalmente,
el tercer escalón del drama es el asumir una postura de salvador, trampa egóica
desde la cual, una vez más, se acumulan las pasiones. Cuando salvas, todo se
vale, todo es dable, porque está un valor superior a tu propia vida, a tu
propio sentido y propósito. Entonces, ser violento, constituirse en marioneta
de las pasiones y vibrar al ritmo de la dopamina es posible y legítimo. Por
ello, vemos a tantos “héroes” linchar y vejar a los delincuentes, a seres
deleznables. No caigamos ante la triple trampa del drama, que enmascara
pasiones, instintos y vicios: víctima, victimario y salvador son tres rostros
de la misma Hidra, que se combate con la babeta del Apr.·. en vertical.
10. El
trabajo como identidad.
Esto es,
estar ocupado eternamente. Somos y nos definimos en cuanto a lo que trabajamos
en todo momento. No somos sino lo que trabajamos. El trabajo como adicción,
como finalidad única de la existencia. La identidad de una persona queda
torvamente reducida a la productividad. Es, al final, una adicción más que,
como todos los demás vicios, debe ser evitado, conjurado, combatido y
visibilizado, más cuando este tipo de acciones afectan a terceros.
El que solo obedece “no es un hombre, sino una máquina”, nos dice con
total claridad la Lit.·. del Apr.·. de Mas.·. Lo más grave es que muchas veces
no necesitamos que nadie más nos determine qué hacer, sino que nosotros mismos
nos insuflamos ideas de ocupación plena, nos planteamos agendas imposibles de
cumplir y caemos en falacias y síndromes insufribles, deshumanizantes, que
terminan por destruir el escaso sentido que puede quedar en la vida después de
esto.
La
obsesión con cualquier trabajo que no contemple la plena obediencia a cultivar
y respetar todos los aspectos de nuestra existencia desequilibra nuestra
experiencia vital y genera consecuencias a los demás, inexorablemente. El
trabajo nos brinda medios para alcanzar fines, pero la felicidad es un bien que
está muchos pasos más adelante de ser un trabajador excepcional, ya se trate de
un empleado, de un emprendedor o de un empresario. La Mas.·. nos impele a ser
moderados, discretos y prudentes, además de diligentes. En el equilibrio entre
ambas Ccol.·. encontraremos la sabiduría.
Reflexiones
al cierre del Traz.·. y Golpe de Mal.·.
Por ahora
corto estas reflexiones, esperando que podamos desbastar en soledad y en
silencio cada uno de estos diez aspectos, para encontrar posibles áreas de
oportunidad en nuestro desarrollo personal y comprender muy a fondo que tenemos
un sistema de evolución personal incomparable, al cual solamente hay que
desarrollarlo, desenvolverlo, extenderlo y desplegarlo, para tenerlo ante
nosotros, grande, vasto, insondable y aleccionador, como toda creación hecha
A.·.L.·. G.·. D.·. G.·.A.·.D.·.U.·.
En esto
estriba el mensaje que trato de transmitir mediante estos diez ejemplos: lo que llamo “el método masónico”: construir con lo que aprendemos en Log.·. nuevas
herramientas, enfoques alternos, cuestionamientos asombrosos, posturas
confrontantes que nos permiten desbastarnos a nosotros mismos de mejores
maneras y así contribuir a la Gr.·. Ob.·.
Quien
tenga ojos para ver, que vea; quien tenga oídos para oír, que escuche y quien
tenga manos para actuar, que construya su propio sistema masónico de desarrollo
personalizado.
FRAT.∙.
“Labor Omnia Vincit”
M.∙. Mas.∙. MDP
¡Es Cuanto!
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