miércoles, 20 de agosto de 2025

El Masón ante las Preocupaciones

 

 

A.∙. L.∙. G.∙. D.∙. G.∙. A.∙. D.∙. U.∙.

R.∙. L.∙. S.∙.  “Melchor Ocampo 38” No. 17

Jurisd.∙.  a la M.∙. R.∙. G.∙. L.∙. M.∙.  “Lázaro Cárdenas” del R.∙.  E.∙.  A.∙.  y A.∙.

S.∙. F.∙. U.∙.

V.∙. M.∙.  

Vv.∙.  Hh.∙.  Pr.∙., Vig.∙.

Vv.∙.  Hh.∙.  Ppastm.∙.

Vv.∙. y Qq.∙. Hh.∙. Vvisit.∙.

Qq.∙. Hh.∙.  Ttod.∙.                 

El Masón ante las Preocupaciones

“Sembrar la DUDA FILOSOFICA en el espíritu del iniciado,

haciéndole tocar con el dedo la esclavitud en que ha vivido,

despertando en su corazón el sentimiento de su propia dignidad

   e impulsándolo al estudio de la verdad, libre de preocupaciones”. 

 

Mónita del Pr:. Gr:.

 



El Apr .∙.  Mas.∙., en su primer contacto con la Or .∙., recibe símbolos y lecciones morales que son suficientes para afrontar las preocupaciones del mundo Prof .∙.  el mallete y el cincel, la P .∙. Br .∙., la escuadra, la regla, el mandil, la luz, la reflexión en el silencio del Temp .∙., los viajes Ssimb .∙.. Cada enseñanza se convierte en herramienta para tallar las falacias, corregir las actitudes y transmutar las emociones que lo encadenan.


El ser humano Prof .∙. suele vivir atrapado en sus preocupaciones: pensamientos anticipatorios, emociones desbordadas, actitudes destructivas y falacias que lo atan al miedo. 


Recordemos que, Las personas nos preocupamos por tres grandes razones: la supervivencia, ya que, el cerebro humano está diseñado para detectar amenazas, ante lo cual preocuparse es un mecanismo evolutivo que nos mantenía alertas frente a peligros; el control, ya que nos preocupamos porque queremos reducir la incertidumbre; la mente busca predecir y controlar el futuro e identidad y, finalmente, pertenencia, porque muchas preocupaciones están ligadas a la imagen personal, al juicio social y al sentido de pertenencia. La biología de la preocupación implica que la amígdala cerebral se active al percibir amenaza, generando miedo o ansiedad; que la corteza prefrontal intente regular y planificar, pero bajo preocupación excesiva se ve saturada por pensamientos rumiantes y que el eje HPA (hipotálamo–pituitaria–adrenal) libere cortisol, la hormona del estrés, preparando al cuerpo para “lucha o huida”.

Como consecuencias sobrevienen el aumento de la frecuencia cardíaca, tensión muscular, insomnio y problemas digestivos. Cuando la preocupación es crónica, se altera el equilibrio neuroquímico: disminuye la serotonina, aumenta el cortisol y se deterioran funciones cognitivas como la memoria y concentración.


El Apr.∙.  Mas.∙. per se, busca sobreponerse al acaso, a cabalgar sobre la biología humana, por lo que recibe desde su primer paso en la Or .∙.  la opción de tomar un camino distinto: el de la edificación de sí mismo. La Mas.∙. no le quita las preocupaciones, pero le da herramientas para transformarlas en material de trabajo.


En el Pr.∙. Gr.∙. se enseña que el ser humano es como una P.∙. B.∙. que debe ser desbastada. Esa piedra son las preocupaciones mismas: duras, pesadas, amorfas. El mallete (voluntad) y el cincel (inteligencia) son los instrumentos con los que el Apr.∙. aprende a dar forma a su existencia, desprendiendo los excesos del miedo, la ignorancia y la duda. Así, cada preocupación se convierte en oportunidad de labor espiritual. 


Liberarnos de las preocupaciones implica clasificarlas, analizarlas, conocerlas, entender por qué nos impactan y comprender el por qué debemos de generar cambios actitudinales. Veamos seis grandes tipos de ellas y errores comunes que cometemos al respecto, en materia de actitudes, falacias de pensamiento y emociones que permitimos nos inunden, a la luz . Veamos:


1. Preocupaciones existenciales. Cuando el hombre se angustia por la muerte, el sentido de la vida, la soledad o el destino, el Apr.∙. recuerda la lección de la luz: salir de la oscuridad hacia la claridad. La Inic.∙. le enseña que la muerte no es un final absoluto, sino un tránsito; que el sentido de la vida se construye en la obra diaria; que la soledad se vence en la Frat.∙. de la Log.∙. ; y que el destino se modela con la libertad interior.


Falacias existenciales como el catastrofismo o el falso dilema son desmontadas con la regla de 24 pulgadas, que enseña a dividir el tiempo en trabajo productivo, descanso reparador y recreación en aras del perfeccionamiento. 


Actitudes como el fatalismo o la pasividad se corrigen con la escuela del trabajo constante: el Apr.∙. no se detiene en el lamento, sino que pule su piedra cada día. La evasión, el derroche y la simulación no tienen cabida ante esta terapia de realidad que es el trabajo y el afilamiento de los instrumentos que habrá de usar próximamente.


Emociones como el miedo y la desesperanza se equilibran con el símbolo del mandil blanco, que recuerda la pureza y la dignidad de la acción justa. La babeta levantada es insustituible.


2. Preocupaciones materiales. Las angustias por el dinero, la seguridad física, el patrimonio o la pobreza son reales, pero el Aprendiz comprende que lo material es solo un plano de la existencia. Con el compás, aprende a limitar los deseos desmedidos y a distinguir entre necesidad y exceso.

Falacias materiales como la comparación absoluta (“otros tienen más, yo valgo menos”) se rompen con la enseñanza de la escala de valores masónica, donde lo espiritual pesa más que lo material. Actitudes como la obsesión por el control o la avaricia son corregidas con la virtud de la templanza, transmitida en las lecturas y, sobre todo, en el burilado y estricta aplicación de lo aprendido en el Progr.∙. de Trab.∙. de nuestro Gr.∙.

Emociones como la envidia o la inseguridad se superan con la fraternidad: ningún Q.∙. H.∙. está solo en la lucha por el sustento, ni tampoco tiene que aparentar, derrochar o gastar más para despegarse del valor de la humildad que nos es común a todos. Análogamente, es innecesario decretar abundancia gastando desmesuradamente, cuando lo que se requiere es racionalidad en el ejercicio del gasto. La regla de 24” vuelve a ser herramienta, compañera y directriz para la distribución de nuestros recursos.


3. Preocupaciones relacionales. El mundo Prof.∙. hiere con conflictos familiares, rupturas, desconfianza y miedo al abandono. El Apr.∙. se ejercita en la escuela de la palabra ritual: hablar con verdad, guardar silencio cuando es necesario y respetar al otro como hermano.

Falacias relacionales como el falso consenso (“todos piensan mal de mí”) se desarman con la escuadra, que enseña rectitud en el juicio. 

Actitudes como la dependencia de la aprobación o el victimismo se corrigen con el trabajo interior de la P.∙. B.∙.: aprender a sostenerse en sí mismo antes de pedir sostén en los demás. Somos débiles en la medida en la cual confundimos la dignidad con orgullo absurdo o cuando buscamos generar vínculos de validación o codependencia en temas que tienen resolución por medios propios.

Emociones como la vergüenza, la ira contenida o la tristeza encuentran alivio en el Templ.∙. Mas.∙., espacio de serenidad, enfoque, concentración y meditación donde el Apr.∙. aprende a reintegrar sus afectos bajo la armonía.


4. Preocupaciones psicológicas y emocionales. Cuando la mente se obsesiona con la autoimagen, los errores pasados, la comparación o el miedo al fracaso, el Apr.∙. recurre al mallete. Golpe tras golpe, aprende a dar forma a su carácter. Se le enseña que el error es parte de la construcción, no su ruina.

Falacias psicológicas como la etiqueta “soy un inútil” se enfrentan con la Pal.∙. Sagr.∙. del Gr.∙., que recuerda que cada hombre puede transformarse en mejor de lo que es, porque en cada uno de nosotros reside la Fuerza.

Actitudes como la procrastinación o el sobreanálisis son reducidas con la enseñanza de la acción perseverante: un Apr.∙. que no trabaja en su P.∙. B.∙. no progresa; pero uno que se somete de sobra al diseño, termina por no ser desbastado.

Emociones como la culpa, la frustración y la inseguridad son transmutadas en fuerza a través de la luz interior, la chispa divina que la Inic.∙. le recuerda que posee y que, al mirarnos al espejo, podemos recordar en cualquier lugar del orbe y en cualquier momento de nuestra existencia, por compleja o atribulada que ésta sea. 


5. Preocupaciones socioculturales.  Las exigencias externas —rendimiento laboral, estatus social, éxito académico— son parte del mundo Prof.∙. El Apr.∙. aprende a mirarlas con el ojo simbólico de la conciencia: comprender que lo que importa no es la mirada externa, sino el perfeccionamiento interno.

Falacias socioculturales como el falso mérito “solo valgo si logro esto” son desarmadas con la virtud de la igualdad: todos los hombres son iguales en nuestra Log.∙., independientemente de su cargo en el mundo.

Actitudes como el conformismo o la rigidez mental se corrigen con la enseñanza de la apertura, pues el Apr.∙. escucha y aprende en silencio.

Emociones como la envidia, el resentimiento o el orgullo herido son pulidas con la hermandad, recordando que el trabajo no es individualista, sino colectivo.


6. Preocupaciones de futuro y futurológicas. La incertidumbre sobre la tecnología, el clima, la política o la violencia global puede generar angustia. El Aprendiz aprende que el futuro no está escrito, sino que se construye con la labor diaria. El nivel le enseña a mantener el equilibrio entre lo que depende de él y lo que escapa a su control.

Falacias futuristas como el falso pronóstico (“ya sé cómo acabará”) se desarman con la paciencia Mas.∙., virtud de quien siembra hoy sabiendo que la cosecha no le pertenece del todo.


Actitudes como la obsesión con el futuro o el individualismo extremo se corrigen con la enseñanza de la solidaridad: la Mas.∙. construye templos colectivos, no castillos solitarios.


Emociones como la ansiedad, la sospecha y la desconfianza se disuelven en el Trab.∙. en Log.∙., donde la unidad y la serenidad prevalecen sobre el miedo.


El Mas.∙. del Pr.∙. Gr.∙. no niega las preocupaciones, pero tampoco se deja arrastrar por ellas. Cada falacia, actitud y emoción equivocada es una reminiscencia de la P.∙. B.∙. que debe ser desbastada. El mallete de la voluntad y el cincel de la inteligencia son sus herramientas; la escuadra, el compás, la regla y el nivel son sus guías; el mandil blanco es su protección y recordatorio de pureza. La babeta levantada es clave para protegerse de los embates emocionales, casi siempre intempestivos, que arruinan la concentración y el enfoque.


El Apr.∙. Mas.∙. sabe que preocuparse es vivir en la penumbra del futuro, pero trabajar su P.∙. B.∙. es traer luz al presente. Su tarea no es eliminar las preocupaciones, sino convertirlas en materia de construcción espiritual. Solo así, paso a paso, Gr.∙. tras Gr.∙., podrá levantar en su interior el Temp.∙. que ningún tiempo ni circunstancia podrá derribar.


La Mon.∙. del Pr.∙. Gr.∙. es elocuente: señala dos grandes sujeciones del ser humano cuando es Prof.∙.: la esclavitud y las preocupaciones. La primera, se refiere al truncamiento del ejercicio pleno de las libertades, por sometimiento propio o ajeno.

La segunda, más compleja de dirimirse, está en el sentido de ser un gran obstáculo par el estudio de la verdad: las preocupaciones de toda índole, que distorsionan la percepción de la realidad y que, con su presencia perturbadora nos hacen fracasar mucho más de lo que nos damos cuenta. 


En contraste, la búsqueda de la verdad nos coloca en una posición epistemológica de estudio riguroso, examinando y dudando cómo se adquiere el conocimiento, cómo nos relacionamos con la realidad y cómo se construye lo que llamamos verdad. Nos involucra en la investigación activa y sistemática de la realidad, de la naturaleza, la sociedad, nosotros mismos y de las leyes que rigen.


Entre los Mmas.∙. Eespec.∙., la búsqueda de la verdad se concibe como un viaje Simb.∙., que se emprende, desde la Inic.∙.  hacia la iluminación espiritual, en aras de construir y construirnos, buscando la verdad de manera libre y desapasionada, de acuerdo con la misma Mon.∙. del Pr.∙. Gr.∙.


Nuestra serenidad para interactuar con la realidad resulta clave. Es indispensable asumir una actitud receptiva, abierta, franca y esclarecedora, para que podamos contar desde nuestro interior y desde las alturas con la guía, dirección y la infusión de coraje para conocer y afrontar la realidad, para tomar las decisiones vitales que necesitamos y emprender el camino en búsqueda de nuestra propia identidad trascendente, habiéndose trazado ese camino dirigido por el G.∙. A.∙. D.∙. U.∙. para nuestras existencias, en el ejercicio de nuestro albedrío y de nuestras libertades.


Esperando podamos partir esta noche con esclarecimiento respecto a nuestras preocupaciones más íntimas, con más visibilidad de nuestra racionalidad y lecturas de realidad que realizamos, con una mejor comprensión del plan y estrategias que corresponden a nuestras existencias y un método claro para lograr nuestras grandes finalidades de nuestra existencia, os agradezco la atención brindada al presente. 


 

FRAT.∙.

“Labor Omnia Vincit”

Or.∙.  de Morelia, a 20 de agosto de 2025,  E.∙. V.∙.

 

 

 

M.∙.  Mas.∙.  MDP.∙.
¡Es Cuanto!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Diodo Loco Rules